Ese último trago de una copa de vino puede ser el más amargo o el más dulce sabor.
No se trata de ver la copa medio llena o medio vacía, se trata solo de saborear el último momento de un instante, de un placer, de un disfrute.
El vino puede venir por una noche de pasión, o una tarde de despedida, una conversación entre amigas, o simplemente el adiós de un amor.
Hay formas de despedirse, peri decir adiós a ese último trago de la copa puede ser un misterio.
A veces no sabemos si viene otra copa despuésm o es el último trago de la noche, o de la vida misma incluso, pero sin duda debemos disfrutar ese último trago de placer.
Esa mezcla de sabores en la boca, amargo con dulce, o a veces seco como una lágrima,
pero disfrutar el último sorbo,
igual pasa con el último beso de un adiós.
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